Inauguro hoy este
blogg, que si bien lo quiero centrar en temas políticos, me voy a permitir la licencia de que la primera entrada sea bastante más alegre que mi actual y provisional ocupación.
Hace algo más de 48 horas, las calles de Palma se
inundaron de niños y niñas, mamás y papás, impacientes con la llegada, un año más, de los Reyes Magos de Oriente.
Son unas horas mágicas en las que los más pequeños hacen que sus papás entren de nuevo en un mundo de magia y de ilusión.
Ese día sus majestades llegan desde tierras muy lejanas con el único fin de repartir en todas las casas, alegría e ilusión en forma de juguetes.
Recuerdo como si
fuera ayer, hace 15 años, como uno más de los miles y miles de papás, me situé en el Muelle, en tercera o cuarta fila, con mi hija mayor, hoy
adolescente, sobre los hombros.
Sonaron las
primeras sirenas de los barcos, se encendieron las bengalas, volaron al cielo
palmesano los primeros fuegos artificiales que anunciaban que llegaban los
Reyes.
Y llegaron, con majestuosidad,
con alegría, sonriendo y
saludando a todos los niños y niñas allí congregados que no podían contener la emoción.
Y doy fe que, por
lo menos mi hija, no la contuvo.
Al ver a Melchor, a
Gaspar y a Baltasar, fue tanta la emoción que, encima de mis hombros, se orinó sin poder evitarlo.
Me empapó de arriba a abajo, pero su cara de ilusión,
no se me borrará
en la vida.
Este año no he pedido grandes regalos. Sabemos que los Reyes tienen mucha tarea y no conviene ser egoista.
En año electoral, tan solo pedirle a los Reyes, que a los nuevos gobernantes surgidos de las urnas en mayo y a final de año, les traigan capacidad de trabajo, honradez, cordura y prioridad por los intereses de los ciudadanos.
Creo que estos últimos cuatro años lo hemos conseguido, ojalá los próximos cuatro sean, como mínimo, iguales.
Que la magia no se
acabe nunca.
Vivan los Reyes
Magos de Oriente!!!
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